A cero

Ante tanta histeria colectiva frente a fechas que jamás han significado nada más que, justamente, histerias colectivas, se nos ocurrió establecer nuestro propio juego con el tiempo (o, en rigor, decidí y le hice creer amablemente que había sido él el de la idea. Como ven, la gente de Inception no ha inventado nada, ni mucho menos algo de ciencia ficción).
Pusimos simbólicamente nuestros relojes a cero; es decir, establecimos un límite en el tiempo para la ocurrencia de un suceso.
El suceso, convengamos, no es grandilocuente, aunque sí decisivo.
Nuestros relojes llegarán a término en el momento en que nuestros reproductores de música toquen (sí, soy antigua, me gusta pensar que tocan) la misma canción al unísono. ¿Cuál será el evento que signe este fin de los tiempos? Bueno, quedamos en que eso lo decidiríamos al calor de los acontecimientos, aunque sospecho que ambos tenemos cosas parecidas en mente.

Hoy viene a cenar.
En cuanto se distraiga, echaré mano a su i-pod.

4 comments:

dulce said...

cada tiempo es personal y único, y si lo deciden de a dos aparte de único va a ser soberbio,solo hay que disfrutarlo.

María said...

Lu: Esto ya se lo leí a Loly. Muchos dicen que el amor correspondido va en contra de la creación. Cariños, María.

Lamasput said...

María: respeto tu disgusto, por supuesto, ¿pero debo entender de tu comentario que pensás que estoy plagiando a Loly? Nada más lejos.

Amores correspondidos tengo varios, si es por eso. Creo que la clave está en haber desarrollado la creatividad antes de encontrarlos. De todos modos, como ya he escrito,respeto y valoro tu opinión, Trataré de mejorar.

ósculos.

María said...

Lu:No creo que plagies a nadie, sólo coincidencias. Siempre es agradable leerte. Besito.

Post a Comment