El eterno retorno no es un mito

Él siempre entra en el juego sólo porque sabe que siempre puede ganarlo. Yo me empiezo a dar cuenta de que la responsabilidad de su victoria es sólo mía.



Y otra vez vuelve a pasar. Me gana desde la distancia, sin ni siquiera saber que lo está haciendo.

Un libro viejo, con la primera hoja arrancada, como todos los que me dio.

(Lastimé papeles en su momento, en un acceso de furia, tratando de extirpar me le lo... nos)

De repente, la curiosidad lúdica, la eterna búsqueda de una razón. Griso la segunda página, donde todavía hay vestigios del trazo que él hace desde otro lugar del tiempo.

Se grisa, se percibe pero no se lee.

Me veo desde afuera, y me siento una quinceañera.Una pendejita patética tratando de mendigar algo real.

Otra vez gana, otra vez lo dejo ganar.

Y es que las peores marcas no quedaron en esa hoja.



Una vez alguien a quien pagaba para que me dijera lo que ya sabía pero no quería pronunciar esbozó la teoría de que había una obediencia casi militar de mi parte, que me impedía hablar, escribir, comunicar, lo que me había pasado. Acataba (acato?) la orden del silencio.

Ahora me doy cuenta de que puedo hablar de esto pero sólo a balbuceos, retazos... ni siquiera una página o un párrafo coherente. Y no es un trauma, no. Por lo menos los traumas se te esconden en la cabeza y te dejan tranquila de a ratos...



Esto es.

Así.

Y punto.

2 comments:

JAUD said...

Si, parece que pasa, y podemos volver time after time. Tienes carácter en tus palabras, dices y lo sueltas, y te sabes poseida por el, y sucede, y debes decirlo, aunque no lo sueltes todo, y "Esto es, Así. y punto". Me encanta

Lamasput said...

Me rindo a la palabra. Siempre he sido una perdedora :)

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