Aferrarse a la vida

Morderse, arañarse, olerse y volverse a esnifar. Saborear con la lengua, saborear con los dedos, tratar de entenderse sin mediar palabra. El cuerpo nos pide, nos grita que le demostremos que no está solo. Acoplarse, dejarse penetrar en una pulsión tan absurda como estúpida, en una creencia ciega, una desesperante necesidad de saber que hay un otro, que existe y que está acá en este mismo monento. Sentir los latidos del otro cuerpo, sus espamos, sus crispaciones. Escuchar atentamente los gemidos, provocarlos, tratar de palpar a esa otra presencia que nunca estará acabadamente allí, porque todos estamos en miles de lugares al mismo tiempo.
Se sabe. La comunicación perfecta es imposible. Existe un abismo infinito entre una palabra y otra, entre un significado y un significante. Y sin embargo seguimos buscando. Pretendemos al deshacernos en fluidos tratar de contradecir ese estigma. Todos estamos solos al final, incluso en nuestro propio clímax. Por eso se cierran los ojos, por eso las articulaciones guturales. Tratamos de expresar lo que jamás podremos, tratamos de descubrir la mentira que no existe.
Es por eso que se necesitan de otras dermis, otros órganos, lenguas, pelos, olores, sudores, lágrimas, flujos y sémenes. Queremos creer que son pruebas irrefutables de la cercanía. Si podemos oler, palpar y degustar entonces significa que estamos, que somos. Puede que incluso sea cierto por algunos segundos.
Aferrarse a la vida. Desesperadamente. Con los muslos, los brazos, los pies. Con nuestra garganta gritando y nuestros oídos recibiendo el grito de ese otro que parece estar ahí, pero no; que quizás quisiera estar, pero mejor no preguntar. Mejor seguir engañándose con el mito de la comunión efímera, de la pequeña muerte compartida.
Si al fin y al cabo es eso lo que nos guía hacia la próxima vez.
Y a la próxima.

5 comments:

La Mentirosa said...

Sí,
Yo soy perenne
y...definitivamente el otro, es sólo para un momento.

(Soy tu primera seguidora que ha mutado en esta)

La Mentirosa said...

La más...mi Amo me dijo que conoció a alguien que escribía tan bien como vos y que además tenía el mismo nick...sos vos?

Lamasput said...

Qué delicia volver a leer tus ahora mentiras, entonces ;)
Con respecto al comentario de tu Amo, primero muchas gracias por el cumplido. Ese que figura no es mi nombre, bah, el apellido es el de mi bisabuela.... será inmortal tu Amo?

Lisandro Capdevila said...

Cuando llega formar el animal de doble espalda sólo se puede balbucear y gritar. Adiós lenguaje adquirido, adiós armas. Adiós.

La Mentirosa said...

Lamás a ver si actualizás que tus seguidores necesitamos un poco de tu literatura high level.

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