Odi et Amo. Quare id faciam fortasse requiris?
nescio, sed fieri sentio et excrucior.
Catulo, Poema 85
Nescio, sed fieri sentio et excrucior. Anoche de nuevo. No pasa seguido, o al menos no quiero recordar que pasa seguido.
Me acuerdo cuando nos encontrábamos y siempre tenías una teoría para las diferentes respuestas de mi cuerpo hacia vos. Si eran instantáneas era porque la persona con la que estaba no me trataba como debía y cuándo y cuánto debía. Si tardaba un poco más era porque la persona con la que estaba le había hecho olvidar a mi cuerpo lo bueno.
Lo bueno, claro, indefectiblemente eras vos.
Anoche pasó de nuevo. Siempre es más o menos el mismo sueño. Te busco, te sorprendo. Disparo una frase de entrada que queda pendida sobre un abismo entre la sutileza y la estupidez. Pasan eternos segundos hasta tu reacción. Como el sueño es mío, es inevitable que mi frase te genere una semisonrisa. Reconocés que todo este tiempo aunque lo niegues me estuviste esperando. Reconocés todo lo que peleaste por negar siempre. Es mi sueño, no?
Y después... después, bueno, nos enredamos, nos apuramos, nos agitamos. Mi cuerpo vuelve a recordarte que siempre fuiste el mejor, te asegura que siempre lo vas a ser, te promete fidelidad en eso. Mi consciencia, que se filtra en mi sueño, aulla frente a semejante horror. Me censura.
Y entonces me despierto. Culpable.
Y me odio.