Sobre la (in) fidelidad...

"Un hombre sólo puede ser fiel a sí mismo", me escribe un "amigo", a falta de mejor sustantivo (¿cómo se le dice a la persona que estuvo perdidamente enamorado de uno y que ante la amenaza de desaparecer de su vida para no lastimarlo resiste mansamente sus avances, aunque siempre reconociendo con ojitos brillosos que soy la mujer de su vida?)

Error. Un hombre sólo es fiel a su amante, cuando la tiene. El hombre - y estoy generalizando, el hombre como ser humano, no sólo genérico- no miente a su amante, porque su amante sabe desde el principio cómo son las cosas. De hecho, en volver a su amante halla el hombre su manera más sincera de ser.

Por otra parte, yo creo que la infidelidad empieza a jugar cuando entran los sentimientos. No existe la infidelidad genital. Es como castigarse por comer una hamburguesa de vez en cuando para variar del pollo. Sé que es algo polémico, y muchas personas no me han creído esta postura, pero una vez que uno lo razona y deja de lado el egocentrismo que papi y mami nos ayudaron a construir se entiende mejor.

Pongo por caso. Yo soy castaña clara, tirando a oscuro. Si mi eventual pareja se despierta un día con ganas de una rubia - como nos podemos despertar con antojo de hamburguesa- y sus ganas se limitan a tomar ese pelo de oro y disfrutar de otra anatomía por un rato, ¿dónde está el problema?. Por supuesto que no quiero enterarme, ese es otro tema.

El respeto. Ese es otro tema. Si la persona es infiel, por más que esté acordado, no tiene por qué contarlo. Tenía una profesora de inglés que cuando pedía composiciones siempre nos decía que las editáramos antes, porque sino era "throw the rubbish to the teacher and the teacher has to correct it". Creo que tendría entre 10 y 12 años cuando dijo eso, pero me quedó grabado. Acá es lo mismo. Si sos infiel, asumílo y reserváte la culpa para vos. Contando lo único que haces es tirar la basura a la otra persona y esa persona tiene que corregirla.

No sé. Es mi postura y se me hizo latente en los últimos días a partir de unas películas que vi. Una es la secuela de Sex and the City, de la cual me reservo los comentarios generales, pero que a grandes rasgos plantea ese problema en un momento: ¿contar o no contar? La otra es un descubrimiento, se llama Puccini for beginners y trata a su modo el tema de la infidelidad que no se perdona: la del sentimiento.

Abro el debate.